Bienvenidos a Villa Jardin: Donde Nadie Se Enoja Desde Formosa llega esta propuesta tan actual como arraigada en su tierra. NDE Ramírez es un colectivo de artistas jóvenes que destilan la tradición, el rock y la sobredosis de información, en un cocktail de música mestiza. Terminado a fines de 2009, este disco es una linda sorpresa que llega desde esos lugares en los que otros no ven nada, o directamente ignoran. El primero de una agrupación muy particular y atrevida que evidencia un claro punto en el aquí y ahora de la conflictiva realidad cultural argentina, especialmente del interior. Con cierta adolescencia a flor de piel, con muchos códigos de la cultura rock, con elementos del rap, y a su vez con la clara influencia del folklore local, este disco divierte y hace pensar. Todo pasa por el genio loco de Marcos Ramírez, gran motor de toda esta gesta con cierto aroma paraguayo también. En principio son canciones, o ideas cantadas, rapeadas, hasta silbadas pueden ser, pues hay melodías muy recordables, y sobre esas canciones de estructuras variadas, se arma un conglomerado de timbres y texturas, luces y sombras; capas que le dan a cada tema una singularidad y carácter único en la obra general. Y aunque pueda parecer largo en su totalidad, el álbum incluye tracks que son fragmentos instrumentales o pequeños separadores, y la escucha es muy amena, dejando en claro que no es música sería, pero bien hecha. Desde el comienzo, con un presentador bien paisano que da una entusiasta bienvenida, nos topamos con sorpresas sonoras de distintos tonos y con muchas ironías. Hay una suerte de malambo pop, mucha actitud rock pero sin guitarras eléctricas, varias referencias a la tensión entre pobreza social y riqueza natural de esa provincia en los textos, y se filtra el cruce del chamamé, lo litoraleño (la zona este de Formosa con sus riberas) con la chacarera, el bombo, por ser parte también del chaco salteño. A sí mismo hay en este disco mucho de urbano, de confrontación entre esas costumbres de ciudades chicas que ven el mundo por la tele y se escucha radio, pero con aire selvático. Aquí se le da tanta importancia al beat -el ritmo, ya sea digital, o con un bombo-, como a la candencia íntima del río, a las expresiones de costumbres localistas. El disco suena desprejuiciado y con una frescura positiva. El universo de NDE Ramírez es plural, popular y colorido. (texto citado de
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